Traductor

Páginas vistas

jueves, 10 de mayo de 2018

¿QUIÉN NOS LO IBA A DECIR, INÉS MARÍA?

  Era un domingo del verano de 1984, poco después de la una de la tarde. Unos minutos antes habíamos terminado de transmitir “Joven Joven” desde el estudio 19 del Focsa y yo le pedí a un fotógrafo que andaba por allí que me tirara una con el grupo de animadores del programa. Éramos dos guajiros villareños, tú de Los Muchos López de Sagua la Grande y yo de los Ginori de Esperanza, disfrazados de habaneros, que habíamos llegado adonde nunca soñamos que llegaríamos. La imagen muestra nuestras sonrisas, el reflejo de la felicidad que sentíamos por ser nada menos que “los que hacíamos JJ”, aquella locura televisada por encima y a millón con la que les alegrábamos la vida a millones de cubanos cada semana.
Inés María López y Pedraza Ginori / Habana, 1984
  No fue fácil alcanzar la posición que teníamos. Nos había costado tenacidad, entusiasmo a prueba de desaliento y desarrollar el poco o mucho talento que teníamos verdecito cuando salimos de la provincia dispuestos a meternos la capital en un bolsillo.
  Era 1984 y ya habíamos aprendido la lección más importante de nuestras vidas: que hay que echar palante, que el que se queda quieto parao jamás llega a la meta.


  En aquel momento, quién nos iba a decir, Inés María, que unos años después ya no habría más televisión ni teatro para nosotros, ni siquiera habría un pedacito de Cuba para que lo pisáramos, y tendríamos que salir a buscar otro aire porque el que teníamos se había vuelto irrespirable.   Tuvimos que reciclarnos ¡y de qué manera! Atravesar el via crucis de todo cubano que carece de apoyos en el país extraño al que emigra y meternos en empleos y situaciones que nos pusieron al límite hasta que poco a poco, cuando el agua nos daba al cuello aprendimos a nadar y llegamos a la playa, nos colamos por los huecos que encontramos.   Ahora eres una exitosa (y linda) empresaria “italiana”, gerente de un hotel restaurante discoteca en Romano D’Ezzelino, Vicenza, y yo, después de ejercer de coordinador de un festival internacional de cine, soy un jubilado “gallego” que se dedica a contar batallitas de cuando hizo esto y lo otro utilizando un invento mágico que se llama Internet.
Inés María López y Pedraza Ginori / Venecia, 2015

  Ni en nuestras mejores fantasías se nos hubiese ocurrido entonces que en 2015 nos íbamos a reencontrar montando una góndola en Venecia.
  Ni que en este 2018, 34 años después de aquella foto en la acera del Focsa, cada uno de nosotros iba a tener en sus manos un libro publicado por el otro.
  A mí me ha encantado el tuyo por su frescura, porque lo has escrito con mucha verdad y pasión, y tú has declarado que el mío te enganchó desde la primera página y que te dio roña que se acabara. Quién nos iba a decir que nos meteríamos a novelistas noveleros novelísticos y que, lo mejor de todo, tanto tu “Cubamía” como mi “Los Basurita de Carajillo” iban a gustar a los lectores.
  ¿Qué nos queda por hacer, mi querida Inés? Cualquier cosa que se nos ocurra porque ambos jugamos en el equipo de los que echan palante, de los que no se ahogan, de los que nunca se quedan quieto paraos.

- - - - - - - -



////////////////////////////////

"CUBAMÍA" Y “LOS BASURITA DE CARAJILLO”
SE PUEDEN ADQUIRIR
PULSANDO LOS SIGUIENTES ENLACES:

CUBAMÍA EN AMAZON


//////////////////////////////

No hay comentarios:

Publicar un comentario