A PEPE PELAYO, DESPUÉS DE ROBARSE EL HOME Y ANOTAR LA CARRERA DEL GANE

   Mi querido ambia Pepe:
   En una de sus canciones, Alberto Cortez dijo que “cuando un amigo se va, queda un espacio vacío, que no lo puede llenar la llegada de otro amigo”.
   Y yo me preguntaba ¿qué pasa cuando un amigo no se va? Ahora lo sé. Porque aunque amagaste en serio, no te fuiste. Y aprendí que cuando un amigo no se va, a uno le entra una alegría inmensa. La que estoy sintiendo desde hace unas horas cuando nuestra Mireya informó en Facebook que abandonaban la clínica y se iban de alta, que se la dejaste en la uña a la vieja fea con la guadaña que estuvo dándote vueltas.

   Consorte: estoy más contento que el carajo. Amigos como tú no se encuentran fácilmente. Te debo muchas cosas, entre ellas, quizás la más importante, ese montón de autoestima que con tu paciencia y obstinación sembraste en mí desde que nos reencontramos gracias a Internet.
   Que alguien con tu trayectoria, alguien a quien respeto y admiro tanto, insista en llevarme la contraria y dedique su valioso tiempo a inyectarme en vena dosis considerables de seguridad en mí mismo, no te lo podré pagar nunca, ni siquiera con esta disposición que tengo a servirte como sea, donde sea y a la hora que sea.
   Es mérito tuyo que yo, a esta edad que tengo y después de cansarme en mil batallas, me haya puesto a escribir mi novela, (la mejor novela cubana de todos los tiempos, ja ja ja) y que lo haga quemándome las neuronas para que el resultado te guste, para que me digas “eso está entoletao, asere”.
   Ahora que acabas de robarle el home a la muerte y anotaste la carrera del gane, es el momento de decirte “Gracias, nagüe, por todo y en especial por no irte, por seguir jugando a la pelota conmigo”.
   Dale de mi parte un beso a la chilena (quién sabe lo que habrá sufrido), otro virtual a Alex (tronco de hijo que tienes) y un abrazo a cada uno de los médicos que te salvaron.
   Pórtate bien, sigue a rajatabla el tratamiento, trágate tus pastillitas y reordena tus prioridades. Solo hay que coger lucha con lo que realmente vale la pena.
   Y ya tú sabes, como dijo el Maestro Guayabero: cuidao con el perro que muerde callao.
Y i n

Pedraza Ginori (a la izquierda) y Pepe Pelayo

Cuando leyó mi texto, Pepe me escribió lo siguiente:

YIN:

ME EMOCIONASTE UNA VEZ MÁS.

ESCRIBO EN MAYÚSCULAS PORQUE AÚN ESTOY DÉBIL Y NO PUEDO GRITARTE DE OTRA FORMA: ¡GRACIAS POR TU AMISTAD, POR TUS PALABRAS Y POR SER QUIEN ERES!

TE QUIERO Y ME QUEDO CORTO, HERMANO.

HABLÉ CON LA DE LA GUADAÑA Y LE PREGUNTÉ. ME DIJO QUE NO VENÍA NI POR TI NI POR MÍ EN MUCHOS AÑOS. YO LE CREO, ASÍ QUE PUEDES COMENZAR UNA SEGUNDA NOVELA, PORQUE EL PALO QUE VAS A DAR CON ÉSTA PRIMERA SERÁ JONRON CON BASES LLENAS.