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domingo, 28 de julio de 2013

ASAMBLEA EN TELEVISIÓN CUBANA (Segunda Parte)

Esta entrada es la continuación de ASAMBLEA EN TELEVISIÓN CUBANA (Primera Parte), que se puede leer pulsando el siguiente vínculo:
El blog de Pedraza Ginori - Asamblea En Televisión Cubana (1ª Parte)


ORIENTE ES OTRO MUNDO Y SI ME APURAN, OTRO PLANETA

    En julio del año pasado, tuve la oportunidad de trabajar en la televisión de Oriente, durante la conmemoración del XX Aniversario del Moncada. Allí estuve en contacto directo y frecuente con los compañeros dirigentes de Tele Rebelde.
    Los directores que fuimos desde La Habana, que no conocíamos el sistema de trabajo de allá, nos quedamos asombrados. El director general de la emisora, el jefe de programación, los jefes de bloques, el jefe técnico, todos asisten a los programas. Y asisten a los ensayos. Y es posible verlos en los montajes, cuando se trata de controles remotos.
    Y no estoy hablando de situaciones especiales con motivo del 26 de julio. Hablo de programación normal –nosotros llegamos allí con varias semanas de antelación al 26-. Y les preguntábamos a los directores de programas de allá:
    -- ¿Es siempre así?

    Y nos contestaban:
    -- Eso aquí es lo normal. Aquí los jefes realizan sus tareas de organización y, además, están siempre en los detalles de ensayos y transmisiones.
    Y recuerdo que vi al compañero Palacios y a Julio García y a Moltó y a Osuna y a Enrique Bonne en las transmisiones más diversas. En el boxeo desde el Guillermón Moncada y en la Revista del Sábado y en el ensayo de Teatro del Domingo… Y una noche fui a la transmisión de uno de los espectáculos del carnaval y allí estaban los dirigentes, junto al camión de remoto.

    Y cuando se transmitió un programa desde el Museo de la Academia de Ciencias –un programa bastante sencillo, por cierto- era una noche de domingo y Santiago ya estaba en carnaval. Y allí encontré, sentado en un rinconcito, al compañero Palacios, que era el director general de la televisión oriental. Y le pregunté:
    -- ¿Qué tú haces aquí? Hoy es domingo por la noche y hay carnaval. ¿Por qué no estás con tu familia, descansando o disfrutando?
    Y me respondió, sonriendo:
    -- Mira, Ginori, yo estoy aquí por si acaso.
    Pregúntenle a Abel Ponce que estuvo allí conmigo, a cualquiera que haya trabajado en Tele Rebelde, con qué entusiasmo, con qué compenetración se labora allá. Con equipos en mal estado, con un solo estudio, con un calor tremendo, sin aire acondicionado, haciendo programas en el patiecito… Y así llevan, sacando de donde no hay, seis años sin decaer.
    La experiencia de Tele Rebelde me aclaró muchas cosas. Y me hizo comparar.

PRIMERO UNA HISTORIA INVENTADA

    Ahora, pasando a La Habana, permítanme echar mano de la ironía y hacer una abstracción. Voy a inventarme una historia, que puede tener alguna exageración, pero que puede ejemplificar cierto tipo de “mecánica” que hemos padecido.

    Supongamos que yo sea el funcionario de programación Fulano –personaje en que he reunido elementos diversos-, y que por equis motivos, tenga en mi departamento la necesidad de sacar un programa nuevo o especial. Tengo encima de mi mesa el proyecto y, en el mejor de los casos, un libreto que ya he revisado. Llamo a uno de mis directores y le digo:
    -- Mira, compañero, hace falta que te hagas cargo de este programita porque confiamos en ti, porque tú eres el único que lo puede hacer, por esta vida y por esta otra.
    Una vez que él acepta dirigir aquello, le doy cierta cantidad de orientaciones generales:
    -- Ten cuidado con esto, vigila esto otro, mira a ver si puedes conseguir a Zutanita para que lo presente… 

    Terminada esa entrevista, el asunto –muchas veces, el problema- ya no es mío, es del director. Yo, que soy el funcionario, que en el papel debo tener cierto poder de gestión con mis colegas responsables de departamentos, me quedo en mi oficina.
    Y allá él, que se las arregle como pueda en toda esa maraña burocrática de pedidos, formalidades, prohibiciones… Allá él, metido en el laberinto de Escenografía, Vestuario, Talento, Filmaciones, Facilidades, Video tape, Horarios, etc. Le dejo que suba escaleras y que baje escaleras. Ah, y si hay que tratar con otros organismos o ministerios, le abandono a su suerte, quien tiene que poner la cara por el ICR es él.
    No me interesa que él no tenga el más mínimo poder de decisión, que no pueda pedir un transporte a la piquera, que se le caiga una cámara en ese eterno bache del estudio que nadie arregla o que se le vaya el audio en el aire. Yo no tengo nada que ver con micrófonos que no aparecen ni con camarógrafos que no le oyen porque los audífonos están malos.
    Allá él. Si no le escuchan los cámaras y el coordinador, que haga señales de humo. Si no tiene una silla decente donde sentarse en la cabina, no importa, que ponche de pie.
    Allá él. Yo estoy bastante ocupado con lo que me han pedido de arriba: los planes a largo plazo, las estadísticas, etc. En definitiva, si es director pues que dirija. Yo soy funcionario y funciono.


Y AHORA UNA HISTORIA REAL
 

    Hasta aquí la historia supuesta. Pasemos a la realidad, relatando una experiencia personal. En diciembre del 72, me llamaron un día a la Dirección de Televisión. Allí estaba reunida una llamada Comisión de Apoyo a la Programación Especial del Año del XX Aniversario del Asalto al Cuartel Moncada (o algo por el estilo), compuesta por un numeroso grupo de compañeros funcionarios, presididos por Leslie Rodríguez.
Leslie
    Me informaron que me habían elegido para dirigir el primero de un ciclo de doce programas que se transmitirían, a uno por mes durante 1973, con el título de Siempre es 26. Esa primera emisión trataría sobre la Marcha del 26 de julio, tema musical compuesto en la cárcel de Isla de Pinos por el asaltante Agustín Díaz Cartaya.
    También me dijeron que este ciclo sería el gran homenaje de todos los trabajadores del ICR al XX Aniversario y que, por tanto, tenían que ser programas “con todos los hierros”. Recuerdo que me sonreí interiormente mientras afirmaban que iba a ser una nueva experiencia en cuanto a realización de programas, que todos y cada uno de los trabajadores de la televisión darían su máximo esfuerzo, incluyendo a los dirigentes de la programación. Uno de ellos, presente allí me llegó a afirmar que él cargaría backings si fuera necesario. Todos estaban entusiasmados. Yo me limité a preguntar:
    -- ¿Con todos los hierros?
    -- Métele mano -me respondieron.
    Llamé al compañero Jorge Nelson Ferreiro para que colaborara conmigo en el libreto y estructuramos un guión que, de verdad, se las traía. Muchos aquí recuerdan aquello: coros hablados, coros cantados, música original, películas, entrevistas a dirigentes de la revolución, creación de un ballet en cuatro partes sobre la historia de Cuba… el diablo colorao. Y para cerrar, miles de personas, representando a todos los sectores de nuestra sociedad, cantando el himno del 26 en la Plaza de la Revolución. Todo ello grabado en cientos de pedazos distintos de video tape para luego unirlos. Duraba alrededor de dos horas. En fin, su realización era muy compleja y el tiempo bastante poco ya que debía estar listo el 22 de enero para que lo revisaran y saliera el día 26.
    Hicimos un plan de trabajo con fechas fijas y como me habían prometido toda la ayuda, distribuimos algunas tareas entre los miembros de aquella comisión. Trabajo de apoyo, entiéndase, no trabajo nuestro.

    Algunos compañeros nos ayudaron. Recuerdo las fotografías de mártires que consiguió León Acosta, las facilidades de estudio y grabaciones que nos dio René Ortega, los contactos que nos facilitó Rebeca Jiménez, las trabajosas ediciones de video tape que hizo Trápaga –aunque ésa no era su obligación- y que me perdonen si olvido alguna otra colaboración.
    Otras tareas no se cumplieron. Por ejemplo: el guión planteaba, como parte de gran peso, que un dirigente de la revolución que hubiese participado en la acción del Moncada, respetado y querido por nuestro pueblo, hiciera un enfoque serio de lo que representó para ellos la Marcha del 26 de Julio primero en la prisión y después en el exilio, en la sierra y en el triunfo. No lo pedimos por gusto. Detrás de la idea estaba nuestro propósito de demostrar la utilidad del arte –en este caso una canción de combate- en un proceso revolucionario. Pedimos a la Dirección de Televisión que hiciera gestiones para conseguir a Haydée Santamaría o a Melba Hernández, Jesús Montané, Ramiro Valdés, Juan Almeida… había varias opciones.
    Pero los días pasaban y no se concretaba nada. Me daban largas:
    -- Espérate, vamos a ver lo que se hace.
Y los días pasaban y ya llegando la fecha tope, ante mi insistencia –ya que era una parte importantísima del programa- me dijeron:

    -- Chico, esos compañeros que tú pides son de alta jerarquía. Siempre están muy ocupados. ¿Por qué no traemos al profesor José Antonio Portuondo? 
    Como todos sabemos, el compañero Portuondo es un destacado intelectual revolucionario, que merece todo nuestro respeto, pero no reunía los requisitos que pedíamos. Por supuesto, no aceptamos la sugerencia. Argumentamos, pedí que me dejaran contactar a esos dirigentes propuestos. Me contestaron:
    -- No, eso no es como tú crees. Eso tiene sus canales.
    En definitiva, el programa se quedó sin esa parte. Aquellos que me habían prometido villas y castillas –hasta cargar backings si fuera necesario- fueron incapaces de conseguir unas palabras de un dirigente de los que hacían falta.
    Y la tarde en que un grupo de destacadas personalidades de la revolución vinieron a Radiocentro a ver el programa ya terminado (aún sin transmitir) sentí una gran satisfacción y aprendí algo importante.

    La satisfacción fue cuando Montané, Melba, Haydée y otros compañeros se me acercaron para decirme que el programa era magnífico, que debían hacerse más programas como aquel, etc. Y sentí que todo el esfuerzo, el mío y el de cientos de compañeros que participaron, no había sido en vano. Y, aprovechando el momento, le dije a la compañera Melba:
    -- Yo creo que al programa le falta el peso de unas declaraciones de ustedes -y le expliqué mi idea de resaltar el papel del arte ligado a la lucha.
    -- ¿Por qué no me llamaste? –me preguntó.

    Le conté lo que había pasado, que había una instancia superior que me lo impidió. Y me dijo:
    -- Si me hubieras llamado tú directamente y me hubieras explicado tu idea, yo hubiera venido. 

    Decía que ese día aprendí algo importante. Aprendí que a todas las cualidades que enumeré al principio como necesarias para ser un director hay que agregar la decisión, la tenacidad y el valor de asumir riesgos. Aprendí que un creador no puede andar creyendo en cuentos de camino.

EL COMPLEJO MUNDO DE LOS ESTÍMULOS

    Ahora voy a hablar de estímulos. Aquel primer Siempre es 26 tuvo un gran impacto en la población. Todo el mundo habló bien. Hasta oí decir que Fidel lo había visto y que le había gustado, aunque eso nunca uno lo puede comprobar. Era evidente que la televisión logró un gran éxito. ¿Y cuáles fueron los estímulos que recibí dentro del ICR por aquel triunfo? Pues, los de mis compañeros.
    Durante todo el enorme trabajo de recopilar material de testimonio, seleccionarlo, escribir, organizar, grabar, editar, contactar instituciones y organismos, etc., durante las agotadoras jornadas de 10 y 12 horas seguidas (porque continué haciendo mis programas habituales), no recuerdo una sola vez que nos sintiéramos estimulados o acompañados por nuestros superiores.
    Y los actores, cantantes del coro, bailarines y compañeros de grupos operativos que se enterraron conmigo aquel famoso domingo 21 y aquel lunes 22 de enero en el estudio 19 del Focsa, desde las 8 de la mañana hasta las 12 y pico de la noche, saben que por allí no apareció nadie, no ya con una tacita de café que nos hubiera venido muy bien, ni siquiera con una frase de aliento, que era mucho más importante. (1)
    

    Tras la transmisión, los estímulos de mis dirigentes se concretaron en tres hechos:

    Primero) Una palmadita en el hombro que me dio Serguera, presidente del ICR. Eso sí, delante de Haydée Santamaría.
    Segundo) Enviaron una carta de felicitación general para todos los que habían tomado parte en el programa. Con el mismo texto para todos. No recuerdo si estaba tirada en ditto, creo que sí. En esa oportunidad olvidaron que Jorge Nelson Ferreiro había coescrito el libreto y no le enviaron carta.
    Tercero) El jueves pasado leí en el periódico Granma que el guión del programa Siempre es 26 dedicado a la Marcha del 26 de Julio había obtenido el Primer Premio de Televisión en el concurso que convocó la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) con motivo de su tercer congreso. O sea, que fue el mejor libreto de toda la televisión durante 1973 en lo que se relaciona con el XX Aniversario del Moncada.
    Y dice el periódico: “Primer Premio a Jorge Nelson Ferreiro, del ICR”
    Averiguo qué pasó. ¿Por qué no aparezco yo también como coautor del guión?

    Pues resulta que al enviar la relación de nombres a la UPEC, esta vez en el ICR se olvidaron de mí. Y cuando pregunté al compañero León:
    -- ¿Qué actitud van a tomar? ¿Cómo se puede resolver eso?
    -- Mira, vamos a esperar que la UPEC nos llame -me respondió.
    Y ante esa tibieza, me dirijo a la compañera Ana María y le pido que explique la situación al compañero Leslie Rodríguez -director de la televisión-, que hay que actuar rápidamente, que los premios ya se entregaron el miércoles pasado, etc.
    Resultado: hoy es lunes por la noche y sigo esperando. Es posible que, aplicando aquel sabio aforismo que dice “un director no puede estar creyendo en cuentos de camino”, el asunto se resuelva cuando Jorge Nelson y yo vayamos a la UPEC y aclaremos la equivocación.
 

                                         Pedraza Ginori y Jorge Nelson Ferreiro

PUNTUALIZACIONES, POR SI ACASO ALGO SE ENTENDIÓ MAL

    Para terminar, quisiera puntualizar:
    x) No pretendo que se destruya la organización sino que se cambie su orientación para que se ponga realmente al servicio del programa.
    x) No se trata de que el funcionario haga el trabajo del director sino de que colabore efectivamente con él.
    x) No estoy planteando la consigna de “todo el poder para los directores”. Es necesario que exista un nivel superior pero que los que estén en él comprendan que deben comprometerse con el programa desde la idea inicial hasta que la transmisión haya terminado, ayudando a resolver los problemas cuando y donde quiera que éstos se presenten.
    x) Que la política de programación tiene que ser valiente a la hora de enfrentar situaciones en el campo ideológico, eliminando el miedo, el “no”, el “prohibido esto y lo otro”, el ”cuidado con eso”, etc.
    Dejemos de temer al medio que tenemos en las manos. Debemos asumir la responsabilidad del enorme poder de penetración que tiene este medio y pasar a la ofensiva.
    Pongamos un par de ejemplos: 
   Si de arriba bajan una política en contra de la maxifalda o del pantalón campana porque hay que ahorrar tela, no se trata sólo de prohibir esas modas en televisión sino de contraatacar ofreciendo nuestras opciones, nuestros modelos a seguir.
    Si se decide que cierto tipo de música es negativa –tema que merecería una discusión aparte, amplia y profunda- vamos a respaldar a nuestros creadores y darles facilidades para que produzcan la música que, por ser más adecuada en contenido y forma, desplace a la supuestamente perjudicial.
    Alejémonos para siempre del concepto “Vamos a prohibirla, para que no vayan a decir que la televisión fue la que impuso esa moda (o esa música)”.

    Cambiemos lo anterior por “Propusimos la variante correcta en el momento correcto, el pueblo la aceptó y nosotros, los de la televisión, supimos manejar bien la herramienta que nos han dado y estamos satisfechos del resultado obtenido”.
    x) Que se establezcan mecanismos de crítica, exigencia de responsabilidades a todos los niveles, etc. pero sobre bases sólidas y serias, eliminando la superficialidad a la hora de emitir opiniones. Basta de “no me gustó” a secas y paso libre al criterio de especialistas formados que puedan argumentar “no se logró un buen resultado por esta razón, por esta otra, por esto y por esto otro”.
    x) Que se acumulen experiencias para no tropezar 200 veces con la misma piedra.
    x) Que los obstáculos no sean artificiales sino los naturales de nuestras dificultades de país subdesarrollado y bloqueado.
    x) Que se cree un clima de respeto y de estímulo con todos y para todos. 
    x) No estamos planteando que se sustituya a Fulano por Mengano. El problema, como se ha demostrado en estos años pasados, no es de cambiar hombres. Es de cambiar mentalidades.

¿VAMOS A SUPERAR LA CRISIS?

    Nuestra televisión está en crisis, algo que nadie que la conozca niega. Y el mejor ejemplo de ello es que han sustituido a la dirección anterior por una nueva. Para poder superar dicha crisis, para poder dar un cambio cualitativo que nos sitúe a la par con los planes triunfantes de la revolución en todos los campos, para poder ocupar el lugar que el pueblo, el partido y nuestros dirigentes esperan de nosotros, es necesario echar por la borda los esquemas fracasados, las estructuras mentales arcaicas.
    Vamos a buscar y a encontrar todos juntos –funcionarios, escritores, grupos operativos, directores, técnicos, oficinistas, en fin, todos-, las nuevas fórmulas de colaboración sincera, de organización lógica, que hagan que todos nos sintamos felices de trabajar aquí y orgullosos de pertenecer a una televisión que sea lo que tiene que ser: un excelente puesto de combate para servir a la revolución y al pueblo.

     Muchas gracias.

    Eugenio A. Pedraza Ginori
    Julio 1, 1974

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EPÍLOGO NECESARIO
    Al terminar mi lectura, yo esperaba alguna intervención jugosa por parte de Nivaldo Herrera, ya que él había sido el que pidió que habláramos sin tapujos, quien me había incitado a airear sincera y abiertamienta mis opiniones. Pero el hombre mató el gallo con esta salida:
    -- Me ha parecido interesante aunque no me ha gustado el tono agresivo con que lo has leído.
    Y no dijo más. Se le dio la palabra a otro compañero y la asamblea continuó. A la salida, le entregué a Herrera una copia de mi texto. Después de aquella noche, nos encontramos muchas veces por motivo de trabajo. Y él jamás se refirió a lo planteado por mí. Ni tomó medida alguna que me hiciera pensar que mi alegato sirvió para algo. En el ICR, como hubiera dicho Julio Iglesias, la vida siguió igual.

Roberto
    Pero la cosa no quedó ahí. En marzo de 1977 se volvió a presentar la misma oportunidad. Habían nombrado director general de la TV a un poeta nombrado Roberto Díaz. Tenía tipo de buena gente. Nos pidió colaboración y que la gente hablara sin tapujos. De nuevo, los famosos tapujos. Como habían pasado casi tres años y los problemas eran los mismos, pues decidí remitirle, con fecha 30/3/77, el documento que yo había leido en aquella asamblea y tenía guardado en casa.
    Pasaron dos meses. Tiempo suficiente para que él se aprendiese de memoria mi informe, si hubiese querido, claro. Y el 28 de mayo su secretaria me lo devolvió. Había adjuntado una nota de Roberto que aún conservo y que decía solamente:
    “He leído tu informe de julio de 1974. Me resultó instructivo”.


    Y se oyó de fondo a Julio Iglesias cantando "La vida sigue igual".

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N    O    T    A    S

(1)  El primer programa de la serie Siempre es 26, en saludo al XX Aniversario del Asalto al Cuartel Moncada, estuvo dedicado a la Marcha del 26 de Julio.
  Las grabaciones en video tape (hechas en aquellas cintas grandes, pesadas y anchas marca Nec) fueron realizadas en las siguientes fechas: la primera a finales de diciembre de 1972 y las demás en el mes de enero del 73, los días 7, 14, 18, 21 y 22. 
  Participaron: 
  Ballet ICR con coreografías de Luis Trápaga y Cristy Domínguez 
  Actrices: Josefina Henríquez, Alicia Fernán, Bertina Acevedo, Verónica Lynn, Margarita Balboa, Fela Jar, Doris García, Asseneh Rodríguez, Odalys Fuentes y Marta del Río 
  Actores: Salvador Wood, Erick Romay, José Corrales, Pastor Felipe, Baldomero Peláez, Andrés Hernández, Carlos Gilí, Guillermo "Willy" Leyva y Alejandro Lugo
  Locutor en off: Enrique López
  Cantante: Omara Portuondo (con el guitarrista Martín Rojas)
  Presentación: Consuelito Vidal
  Entrevistados: Agustín Díaz Cartaya (autor de la Marcha del 26), Carlos Faxas, Gilberto Aldanás, Manon de Asprer, Francisco "Paco" Vilalta, José "Pepe" Vilalta, Antonio García, José Ramón Urbay, Jesús Orta Ruiz (El Indio Naborí), Alicia Alonso, un maestro de Camilo Cienfuegos, jóvenes maestros del Destacamento Manuel Ascunce Domenech, campesinos de la ANAP, Manuel Duchesne (padre) y Serafín Pro.
  Aunque la colaboración de todos mis compañeros fue extraordinaria, ya que se sintieron motivados y quisieron aportar su grano de arena al proyecto, debo destacar la significativa contribución y la gran implicación personal de Rolando Gómez (musicalizador), Lisette Vila (editora de audio), Cristy Domínguez y Luis Trápaga (coreógrafos), Eduardo "Cachito" Cáceres Manso, Hugo Valdés, Rafael Ruiz y Rafael Muiña (camarógrafos), Juan Ramón Bacallao (diseño de iluminación), Normita (editora fílmica), René Ortega (departamento de transmisiones), Omara Portuondo (cantante) y Martín Rojas y Germán Piferrer (autor y orquestador, respectivamente, de la canción tema Siempre es 26).
  Y subrayar la valiosa ayuda de Jorge Nelson Ferreiro y José "Chepe" Borrajo Lemus quienes, como tantas otras veces, se dejaron la piel conmigo.

  Elogiaron el programa: Jesús Montané Oropesa, Melba Hernández, Haydée Santamaría, Orlando Fundora y Orestes Valera.

  Se transmitió el viernes 26 de enero de 1973, a las 21:00 horas, por todos los canales en cadena (Canal 6, Canal 2 y Tele Rebelde).
  Se retransmitió el domingo 28, a las 14:00 horas, por el Canal 6.
  Del video original se extrajo el fragmento titulado "Ballet en saludo al XX Aniversario" y se transmitió como programa independiente el lunes 29, a las 20:30 por el Canal 6.

  El momento cumbre del programa fue el final, cuando mostramos a una multitud cantando la Marcha del 26 en la Plaza de la Revolución.
  Dicha multitud, que se calculó en unas 8000 personas, representaba a los distintos sectores de la sociedad y acudieron llamadas por sus organizaciones de masas, sus unidades de milicias o sus centros de trabajo y estudio. Mucha gente se presentó de forma independiente, respondiendo a anuncios que se transmitieron por televisión y radio en los días previos a la grabación.
  Les situamos de forma que llenaron toda la zona del monumento a Martí, de espaldas a la raspadura. Fue gracias a la gentileza del ICAIC, que nos prestó su grúa, que pude mostrar en toda su dimensión aquella escena, hasta ahora única, en la historia de la televisión cubana.
  Si usted, amigo lector, estuvo allí y cantó la Marcha del 26, le invito a que nos cuente, en la casilla de “Comentarios”, sus recuerdos de aquella mañana de domingo. 

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3 comentarios:

  1. Eugenio, que ingenuo! Que ingenuo fuimos todos los que crecimos en esa gran farsa! Es bueno que alguien se dedique a narrar la historia para las nuevas generaciones, la verdadera historia del ambiente hostil a la creacion y al trabajo del artista que reinaba en el ICRT. Lo he leido completo porque eres tu el que la cuenta si hubiera sido otra persona lo pensaria, porque esos recuerdos prefiero borrarlos completamente de mi mente... Pero alguien tiene que hacerlo ...quien mejor que tu! Hilda

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  2. ginori, gracias por expresar todo ese dolor en tu trabajo, pero para tranquilidad tuya a estas Alturas del partido, te digo q eso q tu hiciste lo hicimos muchos en todas las esferas y solo fuimos objeto de burlas, enseguida nos tildaban de UTOPISTAS, nosotros, personas q pensaban asi como tu y como yo fuimos engañados y frustrados pues toda esa camarilla de arriba vivia de tu talento, de tu sacrificio y sobre todo de tu AMOR por el trabajo.

    estoy convencido de q esa camarilla empezando por el papito y el negro Herrera solo les importaba el aspecto politico y cumplir las normas, jamas les intereso, ni les preocupo q los niños fueran educados en la TV y la Radio......pero seguro q siempre estaban detras de los bonos de la gasolina para ir a la playa o a soplarse a una artista.

    es penoso lo q me cuentas pues falto poco para q en dos ocasiones hubieramos sido compañeros de trabajo, pues la radio y la tv es mi passion.

    primero hubo un efectista de R. Progreso q era mi amigo y me empujaba para q lo siguiera q fue Raul Guanche Nodarse pero por temor al transporte y a cometer indisciplinas de puntualidad no me fui ya q vivia en san jose de las lajas

    despues tuve un primo en el ICRT, q era de personal y contabilidad con el q trate de entrar y este me elimino, era de sagua, le decian Miño, esta aqui en Miami, no lo he visto.

    ginori hoy soy yo un simple observador y un apasionado a la radio y a la tv quien les da las gracias a ti y a muchos q como tu creyeron y realizaron Buenos programas contra viento y mareas.

    sin embargo hay los q se les ha dado la oportunidad en Miami con todos los hierros de hacer programas y nos han desfraudado con su indescencia y su falta de calidad, un abrazo

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