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martes, 10 de septiembre de 2013

JUAN PADRÓN HABLA SOBRE VAMPIROS EN LA HABANA

    El pasado 5 de septiembre de 2013 publiqué en este blog mi “CARTA A JUAN PADRÓN, POR SI ACASO”, que pueden leer pulsando este vínculo:
    El día 9, el autor de “Vampiros en La Habana” me envió, como respuesta, un interesante texto que agradezco mucho y que doy a conocer aquí con su consentimiento. En él, Juan cuenta con detalle las interioridades y dificultades del proceso de creación de su magnífica obra.
    Además, Johnny Terrori tiene la gentileza de tratarme de “socio” y de “tigre”, dos de los calificativos más entrañables que se me puedan dirigir.
    Disfruten el mensaje a continuación:
 

    Querido socio Yin (después de tan emocionante carta, creo que te puedo decir Yin):

    Claro que recuerdo que coincidíamos en la Universidad; y luego nos vimos muchas veces por ahí.

    Aunque han pasado muchos años, sí tengo grabada tu opinión sobre Vampiros… en 1985.

    Me comentaste que la habías tenido que ver dos veces pues la primera no te concentraste bien, y te pareció disparatada. Que la segunda vez ya la disfrutaste (algo así me dijiste).

    Otros amigos me habían dicho cosas parecidas pero tú coincidías de forma exacta con la opinión de Jesús Díaz. Y pasaba que, o la gente se enganchaba con la película, o la rechazaban.

    Tu carta es muy bella, y me transportó a los recuerdos sabrosos… y a los de infarto, de casi 30 años atrás. Quiero compartirlos contigo, seguro de que los vacilarás.

    Vampiros era una serie (1967) que hacía para El Sable, suplemento de Juventud Rebelde y que, de pronto un día, en las palabras de los funcionarios de entonces:

FUNCIONARIO: (CON VOZ ENGOLADA) No es el tipo de humor que queremos para nuestra juventud…

    Chirrín chirrán, se dejó de publicar en el 69. (Eso incluyó Verdugos y Piojos).

    Luego, cuando empecé en el ICAIC en el 75, seguí haciendo los vampiros, verdugos y piojos para Filminutos y nadie dijo ni pi.

    Pero bien, seguimos con la peli.

    Hice el guión dibujado en 18 días, trabajando sin descanso para que lo llevaran al coproductor principal el día tal.

    Mi esposa Berta me peleaba, que eso era un disparate, que no podía ser, que me iba a morir y el ICAIC seguiría igual. Me daban fiebres por las noches. Durante días me quedó un tic muscular en el dedo pulgar de la mano derecha, pero entregué poco antes de fecha.

    Luego, el ICAIC se demoró 21 días de más en fotocopiar el guión dibujado y mandarlo al alemán.

    Un avance en colores de lo que sería la producción de Vampiros…

    Desde el principio dio guerra esa película.

    Se realizó en una época que coincidió con que los jefes de Animación querían implantar un horario de fábrica en el estudio, y se sucedían peleas sobre la hora de los llamados de edición, etc. También se metían con el tamaño de los dibujos y la cantidad de colores que yo les ponía, cosa que me revolvía histérico.

    Aparte de la presión de la fecha de entrega, todo esa arbitrariedad colateral crispaba los nervios, te desgastaba en fajarte con ignorantes.

    Además, varios de los animadores de más experiencia se fueron del estudio, por distintas razones, o para el Yuma.

    Hice la animación con gente que prácticamente empezaba, como Mario García-Montes, que me ayudó mucho con su entusiasmo. Los funcionarios que firmaron el contrato, llamaban de vez en cuando porque la fecha de entrega era sagrada y esto y lo otro… pues, horror, descontarían dineros si fallábamos.

    Eso ponía a los jefecitos al borde de la diarrea y daban brinquitos detrás de nuestras mesas de trabajo.

    Dijeron que pagarían a destajo y luego no pagaron. Todo encantador.

    Además, nosotros estábamos acostumbrados a trabajar sin presiones y ahora los cochinos coproductores capitalistas nos bajaban velocidades con el almanaque.

    Tengo que reconocer que no todo fue horrible, nos divertimos muchísimo grabando las voces con los geniales Frank González, Manuel Marín, Irela Bravo, Carlos González, la Guillot... fue un privilegio trabajar con ellos.

    El músico Rembert Egües se pasó con la música y cuando grabamos con Sandoval, el tipo se metía en el papel. Trajo tres trompetas y, para la escena de la bañadera, puso un cubo de agua y la metió y sopló muerto de risa. Por ese lado, gozamos la película.

    Ya casi terminada, cerca de la fecha de entrega a los cerdos coproductores capitalistas, se vio que la película tenía flicker en la mayoría de los planos. Eso es que la imagen parpadea (sin motivo) por momentos.

    Seguíamos filmando con todas las revisiones, chequeos, precauciones, y con el manual en la mano… y volvía el flicker.

    A punto de pensar que eso era una cosa del Más Allá o falta de profesionalismo de los camarógrafos (que se pusieron histéricos), se descubrió que unos tipos que hacían rejas (en aquella época de forma clandestina), se enganchaban al tendido eléctrico de Cubanacán para robar la corriente. Cada vez que soldaban, bajaba el voltaje de las luces en nuestras cámaras.

    Al final tuvimos que volver a filmar como el 60% de los planos en horas recontra-extras.

    Pero ahí no paró la cosa.

    Como no era una película para niños, la Santa Inquisición fue contra ella. (Se suponía que el estudio de Animación hiciera solo películas para niños. Los Filminutos eran una excepción, pues se vendían muy bien. Después de Vampiros… ya se pudieron hacer más).

    Querían que yo hiciera dos versiones: una como está, y otra, muy descafeinada, para los cubanos.

    Dije que hacía una sola película, si los extranjeros podían ver tetas animadas, también los cubanos, por lo tanto: más líos con los jefes.

    Quedamos que la película tendría una sola versión, pero que se archivaría para Cuba durante un tiempo indefinido. (Yo pensé: qué emoción, tigre, el primer animado archivado del cine cubano.)

    Mientras sucedían las discusiones, los coproductores opinaron que la peli estaba bien, y entonces, como iban a pagar (alivio), hubo una última reunión final para ver el destino del proyecto.

    Aunque no era lo que esperaban de mi trabajo, aunque había sido un experimento fallido, aunque los había decepcionado, (como no había hecho caso a sus atinadas orientaciones), había salido una película demasiado vernácula, vulgar, y en una clave cubana tan cerrada que nadie la iba a entender fuera de Centro Habana. Y bueno, para no tirar a la basura tanto esfuerzo, los jefes opinaron que no la iban a archivar, pero que la pondrían para mayores de 12 años y en cines de barrio.

    Para joder hasta el último momento, ordenaron quitar la palabra posada (en la escena en que Pepe y Lola entran a la posada, Lola decía: -¡Coño, Pepe, chico, esto es una posada!) porque no se entendía fuera de Cuba. Yo dije que no le quitaba nada (para negociar, había quitado dos “malas palabras” de Smiley: mierda babosa, y otra que no me acuerdo y de lo que me arrepiento hasta ahora) pero alguien, sin yo saberlo, cortó el sonido y lo sustituyó por otro diálogo  (-¡Ay Pepe, mira que tú me haces sufrir!).

    Esa tarde, el equipo citado a la reunión fuimos a emborracharnos, como fracasados que éramos y porque ya habíamos salido de la maldita película.

    Recuerdo agradecido el esfuerzo constante de Mayito, Adalberto Hernández, Pepe Reyes, Rosa María Carreras, Modesto García (Modesto hizo acuarelas para los fondos de la película sobre el reverso de unas cartulinas, buenísimas, que eran carteles en portugués con la cara de Agostinho Neto. Las habían tirado a la basura porque al mapa de Angola, que aparecía detrás de Neto, le faltaba Cabinda) y muchos otros compañeros para entregar el trabajo en tiempo y forma (como dicen los funcionarios) y porque creían en la película.

    Tratando de que pasara desapercibida a la Santa Inquisición, que gateara por debajo de la mesa, fue la única película del ICAIC que salió directo a los cines sin la clásica conferencia de prensa previa, ni premiere ni nada. (De todas maneras, rompió récord de taquilla en la primera semana de exhibición en La Habana).

    De la coproducción, por nuestro abnegado trabajo durante casi dos años, obtuvimos una fotocopiadora para el estudio.

    La película se dobló al alemán (trabajo impecable que me sorprendió por su calidad) y al húngaro (que me pareció igual aunque no entendí ni papa), se le hizo un subtitulaje (pésimo) al inglés y al francés (creo que bueno).

    Vampiros… tuvo una mala crítica en el Caimán Barbudo y una crítica buena, de Héctor Zumbado. (Fin de las críticas).

    No cogió ni pal chicle en el Caracol de la UNEAC, y obtuvo un segundo premio Coral (el primer premio quedó desierto).

    Seis años después de su estreno (y hasta ahora), se convirtió en el animado más vendido por la Distribuidora Internacional.

    Muchos años después, uno de los jefes que era hostil a Vampiros…, en un almuerzo, me comentaba momentos de la peli muerto de risa.

    Tiene el número 50 entre los 100 largometrajes iberoamericanos del siglo XX (y es el único animado seleccionado).

    La revista Variety dijo que como el tío quiere dar su fórmula gratinn, que es una obra con su tin de propaganda, y que no es el tipo de animado que se espera de un régimen totalitario.

    Está en la colección del MOMA de Nueva York.

    Hice dos novelas, ¡Vampiros en La Habana! y Vampirenkommando, que tienen segunda reedición (¡ejem!).

    En La Habana hay un Barbaram Bar Pepito’s, donde ofertan un trago llamado Vampisol y el local está decorado con escenas de vampiros, pero no me fían ni un trago. Mucho afecto de los empleados, pero tengo que pagar, como todo el mundo.

    Estamos preparando un brillante y luminoso proyecto de teatro musical (desde 2003) que está volao, pero que nadie compra.

    ¡Vampiros en La Habana! es una peli de culto… ¡Y la hice yo!

    Muchas gracias por el cariño, tigre.

    Mucha salud, mucho euro.

    Un fuerte abrazo,

    Johnny Terrori


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ÉSTOS SON SUS VÍNCULOS:
  


El Blog de Pedraza Ginori > CUSO GUARAÑICO, A GUITARRAZOS POR LA VIDA

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2 comentarios:

  1. Este Padron lo q tiene de corazon es un poco de azucar; por bigote, dos penachos de palma y por nariz, una siguaraya!!!!! Si ven uno mas cubano; tumbenlo, q es de carton.

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